Gracias por acompañarme y dejarme tu amistad y cariño

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lunes, 17 de enero de 2011

UNO COSECHA LO QUE SIEMBRA


Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista... y miro claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida. Su abrigo era nuevo. Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida. Su primer pensamiento fue: “Solo se quiere burlar de mi, como tantos otros lo habían hecho ... 
 
"Por Favor Déjeme en paz !! gruñó el Indigente... Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de el. Ella sonreía, sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes.
"¿Tienes hambre?" preguntó ella. "No", contestó sarcásticamente. "Acabo de llegar de cenar con el presidente ... Ahora vete."
La sonrisa de la mujer se hizo aún más Grande.
De pronto el hombre sintió una mano suave bajo el brazo. "¿Qué hace usted, señora?" -preguntó el hombre enojado.
“Le digo que me deje en paz” !!

Justo en ese momento un policía se acercó. "¿Hay algún problema, señora?" -le preguntó el oficial ..
"No hay problema aquí, oficial, contestó la mujer .. "Sólo estoy tratando de ayudarle para que se ponga de pie ...
¿Me ayudaría? El oficial se rascó la cabeza. "Si, el Viejo Juan, Ha sido un estorbo por aquí por los últimos años.
¿Qué quiere usted con él?" Pregunto el oficial ...
"Ve la cafetería de allí?" -preguntó ella. "Yo voy a darle algo de comer y sacarlo del frío por un ratito."
"¿Está loca, señora?" el pobre desamparado se resistió. "Yo no quiero ir ahí! Entonces sintió dos fuertes manos agarrandolo
De los brazos y lo levantaron.
"Déjame ir oficial, Yo no hice nada .."

"Vamos Viejo, esta es una Buena oportunidad para ti," el oficial le susurro al oido ."
Finalmente, y con cierta dificultad, la mujer y el agente de policía llevaron al Viejo Juan a la cafetería y lo sentaron en una mesa en un Rincón de la cafetería. Era casi mediodía , la mayoría de la gente ya había almorzado y el grupo para la comida aún no había llegado ...
El gerente de la cafeteria se acercó y les pregunto. "¿Qué está pasando aquí, oficial?" "¿Qué es todo esto?
Y este hombre esta en problemas?"
"Esta señora lo trajo aquí para que coma algo," respondió el policía.

"Oh no, Aquí no !" el gerente respondió airadamente. "Tener una persona como este aquí es malo para mi negocio !!!

El Viejo Juan esbozó una sonrisa con sus pocos dientes. "Señora, se lo dije. Ahora, si van a dejarme ir ?. Yo no quería venir aquí desde un principio."
La mujer se dirigió al gerente de la cafetería y sonrió .. "Señor, ¿está usted familiarizado con Hernandez y Asociados ??,

la firma bancaria que esta a dos calles ?"
"Por supuesto que los conozco", respondió el administrador con impaciencia. "Ellos tienen sus reuniones semanales en una de mis salas de banquetes."

"¿Y se gana una buena cantidad de dinero con el suministro de alimentos en estas reuniones semanales?"
PREGUNTO La Señora ...
"¿Y eso que le importa a usted?

Yo, señor, soy Penélope Hernandez, presidente y dueña de la compañía ". “Oh Perdon !! dijo el gerente ...

La mujer sonrió de nuevo .. "Pensé que esto podría hacer una diferencia en su trato."
Le dijo al policía, que fuertemente trataba de contener una carcajada. "¿Le gustaría tomar con nosotros una taza de café o tal vez una comida, oficial?" "No, gracias, señora", replicó el oficial. "Estoy en servicio".
"Entonces, quizá, una taza de café para llevar ?"
"Sí, señora. Eso estaria mejor".
El gerente de la cafetería giró sobre sus talones como recibiendo una orden. –
“Voy a traer el café para usted de inmediato señor oficial "

El oficial lo vio alejarse. Y opino :"Ciertamente lo ha puesto en su lugar", dijo.
"Esa no fue mi intención “ dijo la señora ... Lo crea o no, tengo una buena razón para todo esto".

Se sentó a la mesa frente a su invitado a cenar. Ella lo miró fijamente...
"Juan ¿te acuerdas de mí?"
El viejo Juan miro su rostro, el rostro de ella, con los ojos lagañosos "Creo que sí - Digo , se me hace familiar".

"Mira Juan , quiza estoy un poco mas grande , pero mirame bien", dijo la Señora .. "Tal vez me veo mas llenita ahora ... pero cuando tu trabajabas aqui hace muchos años vine aqui una vez, y por esa misma puerta, muerta de hambre y frio."
Algunas lágrimas posaron sobre sus mejillas ..

"¿Señora?" dijo el Oficial, No podía creer lo que estaba presenciando, ni siquiera pensar que la mujer podría llegar a tener hambre.
"Yo acababa de graduarme de la Universidad en mi pueblo", la mujer comentó. "Yo había llegado a la ciudad en busca de un trabajo, pero no pude encontrar nada. Con la voz quebrantada la mujer continuaba: Pero cuando me quedaban mis últimos centavos y me habían corrido de mi apartamento. Caminaba por las calles, y era en febrero y Hacía frío y casi muerta de hambre. vi este lugar y entre con una poca posibilidad de que podría conseguir algo de comer. " Con lágrimas en sus ojos la mujer siguió platicando ...

Juan me recibio con una sonrisa. "Ahora me acuerdo", dijo Juan. "Yo estaba detrás del mostrador de servicio. Se acercó y me preguntó si podría trabajar por algo de comer”. “ Me dijiste que estaba en contra de la política de la empresa".
Continuó la mujer.. -Entonces, tu me hiciste el sándwich de carne mas grande que había visto nunca... me diste una taza de café, y me fui a un rincón a disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que te metieras en problemas. Luego, cuando miré y te vi a poner el precio de la comida en la caja registradora, supe entonces que todo iba a estar bien ".

"Así que usted comenzó su propio negocio?" El viejo Juan dijo.

" Si, encontré un trabajo esa misma tarde. Trabajé muy duro, y me fui hacia arriba con la ayuda de Mi Padre Dios. Eventualmente empecé mi propio negocio que, con la ayuda de Dios, prosperó .." Ella abrió su bolso y sacó una tarjeta. "Cuando termines aquí , quiero que vayas a hacer una visita al señor Martínez. Él es el director de personal de mi empresa. Iré a hablar con él y estoy segura de que encontrará algo para que puedas hacer algo en la oficina ".
Ella sonrió. "Creo que incluso podría darte un Adelanto, lo suficiente para que puedas comprar algo de ropa y conseguir un lugar para vivir hasta que te recuperes. Si alguna vez necesitas algo, mi puerta está siempre abierta para ti Juan."

Hubo lágrimas en los ojos del anciano. "¿Cómo voy a agradecer? , preguntó.
"No me des las gracias", respondió la mujer. "A Dios dale la gloria. El me trajo a ti."

Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer se detuvieron y antes de irse por su lado .. "Gracias por toda su ayuda, oficial."
Dijo La Sra. Hernandez.”
“Al contrario, dijo el oficial,", "Gracias. Vi un milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar. Y ... Y gracias por el café. ".....

Que Dios te bendiga siempre y no te olvides que cuando tiramos el pan sobre las aguas, nunca sabes cuando será devuelto a ti .. Dios es tan grande que puede cubrir todo el mundo con su amor y a la vez tan pequeño para entrar en tu corazón.

Cuando Dios te lleva al borde del acantilado, confia en él plenamente y dejate llevar.
Sólo 1 de 2 cosas va a suceder, o él te sostiene cuando tu te caes, o te va a enseñar a volar!

viernes, 16 de julio de 2010

PASADO






El día en la oficina es matador, para esta época el trabajo se incrementa y el papelerío que hay que hacer me está llevando a un agotamiento total, mi cabeza está repleta de números y más números y para males el aire acondicionado se descompuso. Un día completito, si hasta Susana que está por tener familia y es la única que me ayuda, pidió licencia, no, no me falta nada, cuando escucho el teléfono sonar, ¿quién es? Mi jefe, dándome la “buena noticia” de que mañana tengo que viajar al interior para llevar una documentación y revisar unos papeles que deben ser enviados al exterior, ¡lotería!, ya no puede pasarme más nada.
Al menos eso pienso.
Mi cabeza parece estallar y mi cuerpo pide descanso inmediato, menos mal que me falta sólo una semana para comenzar las soñadas vacaciones.
Es ya la una y media, Fernando me llama para ir a almorzar, al menos tendremos un poco de tiempo para charlar de otras cosas y disfrutar un rato del espléndido día que está haciendo afuera, cuando regresemos me quedarán sólo dos horas para marcharme.
Nos sentamos en una de las mesas que la confitería donde vamos siempre tiene a fuera, pero al reparo del sol, porque hoy sí que está bravo.
Yo pedí mi sándwich especial y Fernando su milanesa de siempre, estabamos en lo mejor, cuando de pronto vemos que el sol desaparece tapado por una de esas nubes negras, en dos segundos cubrió todo, se vino la noche de golpe y se larga un chaparrón de esos de verano, que mojan como loco pero a los cinco minutos, fue, bueno a nosotros nos mojó como locos, parecemos dos patos recién salidos del agua, no nos dio tiempo a nada, si hasta la milanesa de Fernando quedó nadando en el plato, entramos al baño, nos miramos y nos echamos a reír, ¿ qué otra cosa podíamos hacer?, Salimos, pagamos y nos fuimos a la oficina, al llegar, Fernando me pregunta – ¿querés ir al cine está noche?, Dan esa película que querías ver -, quedo en contestarle y nos marchamos a nuestros despachos- Con la refrescada, el dolor de cabeza se me había ido, pero el cuerpo me seguía pidiendo, “quiero dormir, descansar”, me senté y terminé de pasar a la computadora los últimos papeles que me faltaban, con eso termina mi labor, ¡menos mal!.
¡Lindo día! No le falta nada, completito, completito, al marcharme paso por el despacho de Fernando a decirle que no iba a ir al cine que quería descansar, me dijo,- está bien, quédate tranquilo vamos la semana que viene – y me marché, deseoso de llegar a casa, darme una ducha y meterme a la cama.
Bajo a la cochera y ¡bingo! Habían dejado atravesada una camioneta que me impedía salir, Sergio, el del estacionamiento de dice,- hola, perdone, el señor de la camioneta subió hasta el tercero y enseguida viene, por favor espérelo unos minutos -, - está bien -, le contesté y me senté a esperar en el auto, menos mal que bajó rápido y salí lo más aprisa que pude, haber si todavía me pasa algo más.
Mientras salía del garaje me reía solo, por el día que había pasado y pensando en lo que me esperaba afuera.
Las calles son un loquero, embotellamientos por donde quieras, estoy por llegar a Callao y Corrientes cuando veo encenderse de golpe las luces de freno de los automóviles de adelante, las ruedas chillan, no tengo por donde disparar, el pavimento mojado por el chaparrón del mediodía lo pone resbaladizo, peligroso, freno lo más que puedo, pero sé que me la voy a dar con el de adelante, cuando escucho mi capot chocar con el baúl de un Mondeo, miro por el espejo retrovisor y veo venir un hermoso peugeot color blanco con sus luces encendidas y escucho como deposita delicadamente su trompa dentro de mi baúl, lo único que hice fue quedarme en el asiento aferrado al volante y no moverme de adentro del auto, ya no podía hacer nada, sólo tenía que esperar.
Hasta aquí llegué, me dije y me quedé sentado.

Ya es tarde y doy vueltas y vueltas, no sé que hacer, ya le había dicho a Fernando que no iría al cine, en realidad no tenía ganas de encerrarme entre cuatro paredes a ver una película, pero...

Tengo deseos de algo, y no sé en realidad de qué.
Tomo el abrigo que está tirado en el sillón (porque refrescó), me lo pongo y salgo sin rumbo, camino por las veredas vacías, entre penumbras, las copas de los árboles hacen que las luces que la iluminan se perdieran entre sus follajes.
Al doblar en la esquina me encuentro con don Joaquín, que como todas las noches saca a pasear su perro, - Hola Fernando – me dice y le contesto – ¡hola!, ¿Cómo anda Joaquín? -, - bien, hijo – me responde siguiendo su camino y yo el mío.
Al otro lado de la calle una barra de chicos fuman y toman cerveza.
Continuo caminando por la misma vereda.
El rosal de la casa de Valeria perfuma momentáneamente mis pasos, rosas rojas, color sangre, invadían cargadas de energía y colorido, cada una de las ramas del viejo rosal, sin percibir que sus ya débiles brazos se arquean sobre el espacio por tanto peso.
Continuo caminando lentamente, disfruto de cada cosa que veo al pasar, cosas con las cuales me encuentro cada mañana y a las que no les doy importancia, hasta observo el lento caminar cargadas de alimentos que llevaban las hormigas sobre la pared que separaba la casa de Jorgelina con la de...., no sé quién vive allí, tantos años en el mismo barrio y no puedo recordar quién vive en esa casa.
Sigo.
Llego a la plaza, no hay casi nadie, digo casi, porque a lo lejos puedo distinguir a una pareja sentada en unos de los bancos, quedo mirándolos fijamente, un niño carita sucia, descalzo y andrajoso se les acerca a pedirles algo y ellos rápidamente amagan marcharse, como si el pequeño fuera transmisor de alguna enfermedad contagiosa, el ruidoso chillar de las gomas de un auto hacen que por un instante mire hacia atrás, su rápido pasar, sólo deja algunas hojas ya caídas volando por el aire, buscando nuevamente su lugar, giro mi cabeza para observar al niño, él ya no está, pero la pareja sigue sentada charlando tranquilamente, en el mismo lugar.
No entiendo nada.
La noche es espléndida, el cielo estrellado, la luna llena ilumina más aún el parque, la brisa que corre mece suavemente las hojas de los viejos árboles, el agua de la fuente corre constantemente, un chico pasa en bicicleta, se detiene en el bebedero, toma el agua fresca que de él sale y se marcha, silba una vieja canción, que me trae recuerdos de mi infancia.
Hace mucho que no disfruto de una noche como ésta, me da placer, cosa que no siento hace tiempo.
Deposito mi cuerpo en un banco que hay debajo de un farol y me quedo perdido en el tiempo, mis ojos pesados como plomo se fueron cerrando, en mi mente aún está el pequeño cara sucia y fui en su búsqueda.
Un pasillo largo y estrecho de tierra y barro me lleva hasta él, una puerta de alambre, un camino de piedras, una cortina de plástico y chapas agujereadas por donde seguramente el agua, el frío y la luz se filtran violando constantemente los secretos de su interior.
Lentamente separo las frías cortinas para así, yo también invadir el inimaginado espacio.
Una mesa rota, una vela encendida, seis sillas, una olla sucia sobre una cocina vieja, platos en un balde sin agua, moscas por donde mires, una cama y en el suelo dos colchones y sobre ellos, el pequeño cara sucia duerme, no puedo ver su rostro entre tantas manchas de tierra.
Alguien viene por el camino con pasos inestables y balbuceando palabras inentendibles, su cuerpo se tambalea de lado a lado, en una mano, una botella ya vacía y en la otra, una por empezar, pasa las cortinas, se lleva una silla por delante, sus gritos hacen que el carita sucia enrosque su cuerpo, sus ojitos abiertos espían entre las manos que tapan su rostro.
Siento como si yo ya hubiera vivido esto, pero continuo observando.
Su mirada sigue detenidamente los movimientos del desarmado cuerpo, al pasar junto a él lo mira, estrella una botella contra la pared y la otra la arroja sobre la cama, con movimientos torpes comienza a sacarse el cinturón, para con él azotar sin piedad el desprotegido cuerpo del pequeño.
Sale de lo más profundo de mi ser un grito de piedad, pero no sirve de nada, es cómo si no existiera, cómo si yo no estuviera en este lugar.
Sigue castigándolo y pidiéndole a gritos que salga a pedir y le dice, - mejor que traigas plata, hijo de puta para poder comprarme más vino, sino sabes lo que te puede pasar -.
El carita sucia pasa por mi lado sin verme, llevaba las manos sobre su rostro y una respiración entrecortada entre suspiros y llanto, corre perdiéndose por el largo pasillo de tierra y barro.
Los ruidos del borracho hacen temblar mis oídos y una bronca enardece mi cuerpo, pero todo es inútil, yo no existo para ellos.
Tirado sobre la cama boca a bajo y pegando sorbos de la botella, la bestia descansa su borrachera, esperando, sólo esperando.
Siento ruidos.
Desde atrás de una puerta, una mujer aferrada a dos niños aparece, en su rostro alcanzo a descifrar el miedo, no puede casi caminar, los niños abrasados fuertemente a sus piernas, no se lo permiten, lágrimas corren por sus tiernos rostros y observo sobre sus cuerpos las marcas del castigo recibido por la bestia ya dormida
¿Dónde estoy?, ¿Quiénes son en realidad?, Ahora, sus rostros me miran, y de ellos sale una tímida sonrisa.
La voz del guardia de la plaza me despierta, lo miro sin entender nada y escucho que me dice, -¡señor!, se quedó dormido, por qué no se va a descansar que ya es tarde -, lo único que le digo – si, gracias – y me marcho, pero antes observo si la pareja aún está, y sí, sigue en el mismo lugar, pero esta vez, como si se hubieran dado cuenta de que los estoy mirando, giraran sus cabezas hacia mí sonriéndome.
Comienzo el regreso a casa, no puedo recordar nada, mi mente sigue dormida, siento mi cuerpo castigado, cansado, mis pies me duelen como si hubiera caminado kilómetros y kilómetros, no veo la hora de llegar y poder sacarme la ropa que parecía pesarme.
Me detengo en una de las esquinas para dar paso a un automóvil, cuando siento el ruido que hace una moneda al caer del bolsillo roto de mi abrigo, la veo rodar sin detenerse hasta caer en un charco de agua, secuela de la tormenta del mediodía, me agacho para tomarla, el rostro del carita sucia me mira, pero ésta vez no tiene tristeza y desaparece con el suave movimiento que hace el agua al introducir mi mano en ella, tomo la moneda, me levanto y sigo.
Ahora el cielo está cubierto, ya no están las estrellas ni la luna ilumina la noche, todo está oscuro.
Las veredas me parecen interminables, las luces de las puertas de las casas ya están apagadas, el silencio es profundo y mudo.
Al fin en casa, me parece haber estado toda una vida caminando, tiro el abrigo sobre el sillón y me dispongo a darme un baño, abro la canilla del agua caliente y la dejo correr, mientras me saco la ropa, el vapor invade el baño, no puedo verme al espejo y quiero saber él por qué del dolor en mi cuerpo, tomo el toallón y lo limpio, giro mi cabeza y alcanzo a distinguir marcas de cinturonazos en mi espalda, miro en el espejo ya casi cubierto nuevamente por el vapor, el rostro del carita sucia me mira, en sus ojos hay tristeza, en sus mejillas manchas de tierra y en sus labios una sonrisa, su carita se va desdibujando lentamente hasta quedar mi rostro reflejándose en él, me quiero mirar, pero en mis pupilas está gravado el rostro del niño, detrás, perdidos entre la niebla del pequeño baño, los rostros de mis hermanos aferrados a las piernas de mi madre me sonríen.
Siento mucho frío, no puedo mantener los ojos abiertos, un sudor me recorre por entero y escucho a lo lejos una voz que dice – ¡rápido!, respirador que se nos va, uno, dos, tres, a un lado, corriente, siento cómo mi cuerpo salta en el espacio, - otra vez, uno, dos...

Monica Suhurt

LOCURA O CORDURA




Hoy me trajeron aquí... no sé por qué, mejor dicho si...si sé, por que ellos dicen que estoy loca, que palabra ¿no?, diganmé, alguno de ustedes, me puede decir ¿qué es ser loca? Según el diccionario, “loco es aquel que pierde la razón”, paro yo... yo sé que el corazón entiende razones que la razón jamás entendería.
¿ Qué es ser loco?.
Loco es el que habla solo por que no tiene a su lado alguien con quien hablar. Loco es el que camina sin rumbo por que en este mundo no encontró un lugar digno donde llegar. Loco es el que dice lo que piensa sin medir consecuencia defendiendo su pensar con cada palabra, con cada hecho, cada uno de los días de su vida. Loco es el que ayuda sin mirar a quién. Loco es el que dice ¡no! a tanta incoherencia, a tanta ignorancia a tanta hipocresía.
¿Qué es ser loca?.
Aquí entre estas cuatro paredes hoy me encerraron porque ellos dicen que estoy loca, pero si me hacer reír, ¡ pero tengo que tener cuidado, por que quizás por reírme sola... también piensen que estoy loca.
En un mundo de locos ¿ quién es el cuerdo?.
Y si cambio la pregunta y digo ¿qué es ser cuerdo en un mundo de locos?,
¿ A qué le llamamos cordura?. Al escondernos y aceptar lo que nos dicen sin presentar lucha alguna, acatando ordenes con las cuales no nos sentimos identificados, cerrar los ojos a la cruel realidad que nos toca vivir, hacer oídos sordos al grito desesperado de otro ser humano pidiéndonos ayuda, aceptar las muertes de cada día sin gritar que no las queremos, ver los niños en las calles, sucios, descalzos con hambre, sin decir que no lo aceptamos.
¿Eso es la cordura?, no, para mí no, para mí eso es resignación aceptando la locura.
¿Quién es el loco en éste mundo de locos?, ¿Quién es el cuerdo en éste mundo de locos?, ¿ Yo o ellos?, Me pueden ustedes responder.
Si luchar por lo que pienso y decir lo que siento es estar loca, pues bien encerrada estoy y compadezco a todos los cuerdos que le toca vivir del otro lado hoy.



Monica Suhurt


miércoles, 30 de junio de 2010

MI PERRO




Gracias Marcela por compartirlo, así nos reimos un ratito y buen, lo demás esta todo dicho

El ingeniero ordenó a su perro:
¡Escalímetro, muestra tus habilidades
El perro agarró un martillo, unas tablas y se armó él solo una cucha.
Todos admitieron que era increíble.

El contador dijo que su perro podía hacer algo mejor:
¡Cash Flow, muestra tus habilidades!
El perro fue a la cocina, volvió con 24 galletas y las dividió en 8 pilas de 3 galletitas cada una.
Todos admitieron que era genial.


El químico dijo que su perro podía hacer algo aún mejor:
¡Óxido, muestra tus habilidades!
Óxido caminó hasta la refrigeradora, tomó un litro de leche, peló una banana, tomó la licuadora y se hizo un licuado.
Todos aceptaron que era impresionante.


El informático sabía que podía ganarles a todos:
¡Megabyte, hazlo!
Megabyte atravesó el cuarto, encendió la computadora, controló si tenía virus, mejoró el sistema operativo, mandó un correo electrónico e instaló un juego excelente. Todos sabían que esto era muy difícil de superar.


Todos miraron de reojo al político y le dijeron:
Y su perro, ¿qué puede hacer...?


El político llamó a su perro y dijo:
¡Diputado, muestra tus habilidades!
Diputado se paró de un salto, se comió las galletas, se tomó el licuado, cagó en la alfombra, borró todos los archivos de la computadora, armó trifulca con los otros cuatro perros, ocupó la cucha con un título de propiedad falso y alegó inmunidad parlamentaria....

martes, 1 de junio de 2010

ROSAS BLANCAS


Recorría el caballero, los campos del Solar, en la tierra de los Torberos. Buscando el lugar donde podría morar la dueña de esos ojos que en una tarde de otoño, lo enamorara.
Iba a tranco lento su caballo zaino, mientras él observaba cada campesina que encontraba en el camino, pero ninguna era la dama de su sueño.
Cuando a lo lejos, a la orilla de un lago, le llama la atención, una manto de rosas blancas. Ata su caballo en un tornasolado árbol y caminó sobre la tierra rojiza y seca. Cuanto más se acercaba más rara veía a las rosas
Hasta que al final, las vio bien de cerca, eran rosas blancas que lloraban lágrimas de sangre, tomo una en sus manos y ante su asombrada mirada, se transformo en polvo.
No entendía nada, se quedo un rato mirándolas y con la intriga en su corazón, decidió seguir.
Monto su caballo y retomo camino, en un momento voltea a ver las rosas nuevamente,
la imagen del lugar no podía borrársele de sus ojos y ve, una dama vestida de blanco sentada con algo en sus manos, no quiso saber que era y prefirió seguir camino, sintió temor.
La noche estaba comenzando y tenía que encontrar un lugar donde poder descansar.
Llego a la comarca de los Soles ya entrada bien la noche, buscó la posada y ocupo una mesa para poder comer algo.
Ya sentado se pone a charlar con el posadero y le pregunta sobre la dama de las rosas blancas, el hombre se quedo callado por un instante, mirándolo fijo y le pregunto:
- Dígame caballero, usted ¿la llego a ver?
- Claro que si, estaba sentada entre las rosas y tenía algo entre las manos, pero de pronto, desapareció
- Es la loca, que dicen, murió de amor, esperando lo que jamás llego.
- Cómo es eso?
- Le cuento
Dicen que una tarde de otoño, en una reunión se enamoró de un caballero que estaba de visita en la comarca. Cuidadosamente pregunto de quien se trataba, le comentaron que era de lejos y un bohemio y romántico poeta. Pregunto el nombre y le dijeron lo llaman El Ángel. Por un segundo y sin querer sus miradas se cruzaron y clavado en el alma les quedo un suspiro.
Ya no había lugar en su habitación para mas libros, todos los que El Ángel había escrito los tenia y había leído minuciosamente cada poema, despertó en ella un amor que parecía ser de otro mundo, pero él no sabía siguiera que existía. Eso pensaba ella, pero esos ojos también habían quedado grabados en él, también preguntadó su nombre, le habían dicho Luz
Una mañana, le llego un sobre, venia desde lejos y decía “Para Luz, de Ángel” lo abrió y salio a caminar con la carta en las manos, se dirigió al lago y se sentó a leerla. Cuentan que lloro, lloro de felicidad, solo a una persona le permitió leer el poema que le había escrito, y esa persona dijo que no había leído algo más hermoso en su vida, que esos versos que le dedicara.
Recibía carta cada semana, hasta que un día de tanta felicidad comento a sus amigas que le mandaría unos obsequios que le había comprado con todo su amor y que estaba planeando el viaje para poder estar junto a ella, era tanta su felicidad, que todas las tarde se iba hasta ese lugar en el lago con su poema a esperar su llegada.
Hasta esa día que la encontraron muerta aferrada a ese poema
Dicen que murió de tristeza en la espera de lo que jamás llego
Desde entonces nace en ese lugar, ese manto de rosas blancas que lloran lagrimas de sangre
El caballero no emitió palabra, una lágrima corrió por su rostro y cerro los ojos por un instante.
La noche se hizo eterna, la luz del día parecía no querer salir
Salio de la posada aún oscuro y se dirigió al lago, bajo de su caballo, retiro de su alforja y cajita y un poema, los coloco entre las rosas, una luz muy fuerte lo encegueció.
Una suave voz le dice al oído, “llegaste, te estaba esperando amor mío, besos sus labios, toco sus sienes canas con sus dedos y una fuerte brisa lo despertó, no estaba la cajita ni el poema, pero las rosas blancas ya no lloraban sangre

Uno no sabe el dolor que puede causar en el otro, una promesa no cumplida

viernes, 21 de mayo de 2010

LA HISTORIA DE PEPE




Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de

buen humory siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba
como le iba, el respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido
de restaurante en restaurante. La razón por la que las meseras seguían a Pepe
era por su actitud.


Él era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba

ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a
Pepe y le pregunte:


“No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo….

¿Cómo lo haces?... “

Pepe respondió:

"Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, tienes dos opciones
hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor."

"Escojo estar de buen humor".

"Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o
aprender de ello. Escojo aprender de ello".

"Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o
puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de
la vida".

Si, claro, pero no es tan fácil, protesté.

"Si lo es", dijo Pepe. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas
todo lo demás, cada situación es una elección". "Tu eliges cómo reaccionas
ante cada situación, tu eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tu
eliges estar de buen humor o mal humor".

"En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".

Reflexioné en lo que Pepe me dijo...

Poco tiempo después, deje la industria hotelera para iniciar mi propio negocio.

Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe, cuando tenía que
hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.

Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse
en un negocio de restaurante, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana
fue asaltado por tres ladrones armados.

Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el
nerviosismo, resbaló de la combinación.

Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Pepe fue
encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica.
Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue
dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo.

Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté
como estaba, me respondió:

"Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: "lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta
de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones podía
elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir".

"¿No sentiste miedo?" Le pregunté. Pepe continuó:

"Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien.
Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los
médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: "es hombre
muerto." Supe entonces que debía tomar una decisión.”

"¿Qué hiciste?" Pregunté.

"Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando
profundo grité: - "Si, a las balas" - Mientras reían, les dije: "estoy escogiendo
vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".

Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa
actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente,
la ACTITUD, al final, lo es todo. Ahora tienes dos elecciones:


Y recuerda, sólo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de

sus resultados y de la vida...



lunes, 10 de mayo de 2010

LA OTRA CARA



Dos amigas que hace mucho tiempo que no se ven, (creo que la última vez tenían veinte años), se encuentran para charlar a solas y eligen una tarde de otoño, fría y lluviosa para encontrarse en una de las viejas confiterías de San Telmo, tienen mucho que decirse, cosa buenas, malas y todo el tiempo que deseen para hacerlo.

- ¡Hola Mirta!, ¿Cómo estás tanto tiempo?.

- ¡Hola Susi!, Bien y vos ¿ Qué contás de nuevo?.

- Qué día nos tocó, que lástima. Comenta Susi.

- Cuánto hace que no nos sentamos a solas tranquilas para contarnos nuestras cosas.

- ¿ Qué hora tenés?, Mirta

- Las tres y cuarto, ¿ por?.

- Nada, nada, ¿Pedimos un café?

- Sí, dale Susi, el mío con crema por favor. Tengo tantas cosas que contarte, pasó tanto tiempo – le dice Mirta, con entusiasmo de comenzar la charla.

- ¡Mozo!.

- Si señoras, buenas tardes, ¿qué se van a servir?.

- Por favor, dos cafés, uno con crema..

- Muy bien, enseguida se los alcanzo

A fuera llueve torrencialmente, la gente corre buscando refugio donde pueda, la confitería se llena de jóvenes que salen de la facultad, ahora el silencio es invadido por risas y charlas en voz alta, el ruido al arrastrar las sillas para pasarlas de un lado a otro tapa la música que hasta el momento se escuchaba suavemente.

- Bueno, tenemos tiempo, ¿Quién de las dos comienza a contar?

- Querés, comienzo yo Susi. Mi vida no fue muy linda, me casé, no pude tener hijos y eso influenció mucho en el matrimonio. Hace tres años que me separé de Matías, así se llamaba, la cosa no andaba, desde ya hacía mucho tiempo yo sabía que él tenía otra mujer, la cual le había dado un hijo y eso provocó la separación definitiva, vivo sola, en un departamento que me compre con lo que me toco de la famosa repartición de vienes y sigo trabajando en el mismo lugar desde hace veinte años.

- Hoy el día está triste y para males la lluvia ésta me tiene loca de los nervios. Odío los días así.

- No importa aquí adentro se está bien y pensa que estamos juntas, como hace mucho tiempo no lo estamos. ¿Sigo contándote?

- ¡Si ¡ ¡si! Seguí, no me hagas caso, escucho.

El relato de Mirta es interrumpido por el mozo que les trae los cafés.

- Perdón señoras, sus cafés, ¿ el de crema para quién?.

- Para mí, gracias, contestó Mirta.

- Bueno, no se como empezar, hace un año conocí a un hombre, fue un día que estaba haciendo la cola para pagar un impuesto, la cajera se había ido porque tenía un problema con la caja y nos pidió que esperáramos un ratito, que enseguida venía, mientras nos pusimos a charlar, me pareció encantador, sincero, me invitó un café y como yo tenía que hacer tiempo para entrar al trabajo, acepté, la charla se había hecho muy amena y quedamos en vernos otro día, así es que llevamos un año.

- Sabes, el sábado pasado fui al cine a ver ” El hijo de la novia”, es un peliculón, tenés que ir a verla.

Mirta la mira extrañada, no entendía que era lo que pasaba, estaba contándole sus cosas y ella parecía no prestarle ninguna atención, pero siguió igual, en algún momento se engancharía a escucharla.

- Es abogado, tiene cuarenta y cinco años, la semana pasada me llevó al cine y a cenar, fue una velada inolvidable, luego fuimos a casa y por primera vez se quedó casi hasta la madrugada.

- Luis se caso en Estados Unidos, ¿sabías?, la chica es encantadora, es de Canadá, trabaja para el gobierno. La semana pasada recibí carta de ellos invitándome a que vaya a pasar un mes con ellos y que tienen una noticia para darme.

- Si, me enteré por Isabel, me lo contó hace unos días, cuando

. charlamos por teléfono. ¿Te sigo contando?.

- Si, estoy distraída pero te escucho perfectamente, seguí.

La lluvia caía ahora más suave, el agua acumulada en las calles corría ligera llevando con ella los papeles que la ensuciaban dejándolas limpias por poco tiempo, las marquesinas de los teatros comienzan a encenderse. La confitería está quedando silenciosa y la nueva melodía se infiltra entre las pocas mesas ocupadas. Una pareja tomada de las manos se mira a los ojos prodigándose amor. Mientras Mirta trata de seguir con la conversación.

- Se llama Pedro, está por separarse, no se lleva bien con su mujer, no quise preguntarle mucho, habla muy poco de ella, tiene dos hijos ya grandes, uno casado hace poco y otra más chica que estudia.

- ¿Cómo está Andréa?, la hija de tu hermana, hace tanto que no se nada, a ella la veía de vez en cuando, debe de estar grande la muñeca, ¿se casó?, ¿tiene novio?.

Mirta seguía contándole como ella le había dicho, sin prestar atención a las contestaciones sin sentido que Susi le daba.

- El sábado pasado, mientras ella se entretenía con un juego de canasta, nos fuimos hasta el Tigre, pasamos todo el día juntos, hacía mucho que no la pasaba tan bien, me comentó, luego me dejó en casa, no se pudo quedar porque tenía que pasarla a buscar a ella por la casa de una amiga.

Parecía el juego del teléfono descompuesto, Mirta quería contarle las cosas a Susi como habían pasado, pero ella parecía que no quería entrar en la conversación a la cual Mirta trataba de llevar. Se iba por las ramas, no escuchaba ni contestaba, se estaba convirtiendo en un absurdo ir y venir de palabras sin sentido.

- Susi, ¿te pasa algo?.

- No, ¿por qué?, estoy escuchándote atentamente lo que me contás.

- ¿Querés otro café?.

- Si, dale, ¿ seguís sin fumar?, te acordas, en casa fumábamos todos y a vos te molestaba.

- Nunca fumé, te sigo contando...

- Espera, espera, ¿qué hora tenés?

- ¿Qué tenés con la hora?, las cuatro y media.

- Ya tiene que estar por llegar.

- ¿Quién? Susi.

- Una amiga, quedó en traerme unos papeles.

Mirta llama al mozo.

- Mozo, otros dos cafés por favor.

- Enseguida se los traigo, señora

- ¿Te sigo contando?.

- Sigue lloviendo tan fuerte, no me gusta. No tengo más ganas de escuchar nada, me perdonas, ando mal y mi cabeza está en otra cosa, en estos momentos.

- ¿Queres contarme vos lo que te está pasando?, yo te sigo contando después, porque algo te pasa, no me gusta que estés así.

- No, quédate tranquila, ya te darás cuenta, pero igual no es nada. Ahí viene mí amiga.

- Buenas tardes, ¿ cómo están?.

- Todo bien, te presento a Mirta, mi amiga de la infancia.

- Encantada Mirta, te traje los papeles Susi.

- Gracias.

- Bueno, las dejo, tengo que seguir trabajando, hasta luego Mirta, nos vemos Susi.

El mozo les trajo los cafés, Susi sin darse cuenta le puso tres veces azúcar y prendió un cigarrillo, Mirta creía que había dejado de fumar, las manos les temblaban, tenía una mirada muy triste, mira el sobre que recién le habían traído una y otra vez, sin saber que hacer con él, lo deja en un costado y toma el café, Mirta hace lo mismo, pero no sabe qué decir, el comportamiento de Susi la tiene preocupada, cuando ve que toma el sobre y se lo alcanza diciéndole.

- Toma Mirta, llévaselos a Pablo, son los papeles del divorcio.